Cuando, igual que Josué, nos detenemos a dar gracias por las personas que enriquecen nuestra vida, afirmamos el valor de cada una de ellas y bendecimos a Dios así como sus vidas.
En cada etapa de la crianza de los hijos, Dios nos enseña acerca de sí mismo. Nos educa mientras nosotros educamos a nuestros hijos. Nos enseña mientras nosotros les enseñamos.