Es una verdad absolutamente gloriosa: Cristo nos ha dado “todas las cosas que pertenecen a la vida y la piedad” (2 P. 1:3). Entonces, ¿por qué tantos cristianos profesantes hoy en día buscan algo más que los lleve a un nuevo nivel de paz, justificación, éxito y crecimiento espiritual?
Fortalezca su alma frente a la sutil atracción de algo más y encuentre todo lo que necesita en la persona inigualable y gloriosa de Cristo —y en Cristo solamente—.