Por: Mary K. Mohler

 

El espectáculo es magnífco cuando las hojas cambian de color en Kentucky. La temperatura baja, y la mayoría de nosotras nos alegramos de sacar chalecos, chaquetas y suéteres que han estado guardados desde abril. El aroma de condimentos de calabaza parece extenderse por todas partes. Sí, Acción de Gracias es solo dentro de diez días. 

 

Por tanto, es hora de volver a pensar en ser agradecidas. Debemos planificar comidas y hacer arreglos de viaje y, de alguna manera, la temporada de compras navideñas se ha adelantado al Día de Acción de Gracias. Sin embargo, no nos saltaremos esta famosa fiesta estadounidense que se celebra solo un mes antes de Navidad. Retadas por un exceso de publicaciones y artículos de blog acerca del agradecimiento que cada noviembre inunda nuestras bandejas de entrada, reducimos lo suficiente la marcha para ser agradecidas. Es lo que hacemos.

 

Aquellos a nuestro alrededor que no siguen a Cristo disfrutarán el fin de semana de cuatro días, ya que también se reunirán con amigos y familiares para expresarse gratitud mutua… y quizá agradecer a la Madre Naturaleza por el cambio de clima y al Hombre de Arriba por permitirles vivir otro año libre de desastres. 

 

Pero nosotras, como creyentes en el Señor Jesucristo, podemos hacer mucho más que eso. Estamos profundamente agradecidas a nuestro Creador por crearnos, amarnos, salvarnos y sustentarnos para alabanza de su gran gloria. Por eso, para nosotras el Día de Acción de Gracias es como cualquier otro día en cuanto a nuestra profunda gratitud, aunque es probable que nos tomemos más tiempo para ser conscientes de ello mientras hacemos una pausa antes de una cena de pavo, aderezo y pastel de calabaza. 

 

Sin embargo, ¿realmente es así? 

 

¿Es posible que nuestra intención cada día sea ser agradecidas, pero que no logremos que se convierta en nuestra segunda naturaleza? Cada respiración que damos es un regalo de nuestro Dios todopoderoso. A menudo pasamos por alto esa verdad sencilla y profunda. Nos rodea una cultura contemporánea gobernada por la exigencia de derechos. Las personas están convencidas de que merecen ser felices, saludables, ricas y tener poder. El egoísmo entra arrastrándose y echa raíces. 

 

La mayoría de nosotras sabemos que no es así, y que deberíamos esforzarnos más en recordar esto. ¿Por qué, entonces, necesitamos todo un libro que nos recuerde lo que ya sabemos? Ser más agradecidas. Entiendo. Ahora, en cuanto a asuntos más profundos…

 

¡Un momento! Este libro no solo pretende inspirarte a crecer en gratitud. ¡Sigue leyendo, por favor! La gratitud es una cuestión teológica muy rica. La presencia o ausencia de esta actitud en nuestras vidas es muy reveladora. Se trata de algo grandioso. No estoy hablando de una gratitud para con Dios del tipo «cuenta tus muchas bendiciones, y enuméralas una por una», sino de una sensación profunda de reverencia arraigada en nuestras mentes. Me refiero a una percepción en todo momento de la sublime verdad de que el Dios del universo es infinito en todas sus perfecciones. Y que nos ama. 

 

La Biblia está llena de mandatos a alabar y dar gracias a nuestro Señor, por lo que ser agradecidas realmente sí importa. Para nosotras debería ser un placer agradecerle. Mi esperanza es que este libro te anime a adoptar la virtud transformadora de la gratitud y permitirle que se desborde en todo lo que digas y hagas. Quizá recuerdes una ocasión, cuando recién llegaste a la fe en Cristo, en que experimentaste gozo ilimitado y un corazón agradecido. ¿Qué ocurrió que disminuyó eso? Pensemos en maneras de redescubrir tal gozo. 

 

He aprendido mucho a medida que he explorado lo que es la verdadera gratitud, y estoy ansiosa de hacértelo saber. Me he dado cuenta de que, incluso como pecadoras redimidas, enfrentamos obstáculos comunes para ser agradecidas. Así que enfrentemos esos obstáculos y analicemos la Palabra de Dios a fin de hallar estrategias claras para combatirlos. También te alegrará leer historias verdaderas de personas que pueden alabar a Dios por las victorias que Él les ha dado sobre algunos de esos obstáculos.

 

Al enfocarnos en la gratitud en este libro, permita el Señor que nos acerquemos más a Él y dejemos que el Espíritu Santo nos convenza por medio de la verdad bíblica. Mi deseo es que seamos alentadas por quienes nos precedieron, ya que sus escritos nos ofrecen mucho a considerar. Tratemos de asimilar la gratitud de modos nuevos y prácticos. Seamos mujeres que dejemos un legado de agradecimiento que otras deseen seguir. Alabemos al Señor con todo nuestro corazón.

 

Artículo extraído del libro Sublime gratitud. Descubre el gozo de un corazón agrdecido .