Por Elizabeth George.

¿Te preocupas por verte perfecta todo el tiempo?

¿Persigues la ilusión de las modelos y celebridades que aparecen en las redes sociales?

Te presento a la hermosa Sara, quien aprendió por experiencia propia que la belleza externa no garantiza la felicidad, la seguridad ni la aceptación.

Cada año, mujeres de todas las edades gastan grandes cantidades de dinero en maquillaje, tratamientos para el cabello, procedimientos dentales, cirugías estéticas y acondicionamiento físico. Parece no haber un precio demasiado alto para la belleza. ¿Has deseado alguna vez ser más bella? Curiosamente, ¡hubo días cuando Sara probablemente deseaba ser menos hermosa!

Dios había bendecido a Sara con gran belleza, ¡una belleza que llamaba la atención! ¡Pero la belleza no lo es todo! A veces, su hermosura era una bendición... y otras veces, una maldición. Génesis 12 relata uno de esos momentos.

Mientras Sara viajaba con su esposo Abraham, su caravana se encontró con el poderoso faraón egipcio. Aunque este impresionante líder poseía enormes fuerzas militares y una gran riqueza, quería algo más: quería a la bella Sara. “Y fue llevada [Sara] a casa de Faraón” (Génesis 12:15).

¿Cómo salió Sara de ese aprieto? ¡Dios vino al rescate! “Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram” (v. 17).

La belleza y el cuidado de tu apariencia tienen su lugar en tu vida diaria, pero no te preocupes tanto por cómo te ves. Tómate un momento ahora mismo para agradecer a Dios que eres bella a sus ojos: una creación formidable y maravillosa tal cual eres (Salmo 139:14).

Preciosa joven conforme al corazón de Dios, ¡lo que eres por dentro es lo que importa! Por lo tanto, asegúrate de que tu vida interior esté enfocada en honrar a Dios y que tu apariencia exterior (tu ropa, tu conducta) refleje esa actitud. ¡La verdadera hermosura es una cuestión del corazón!

RECUERDA: “Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, esa será alabada” (Proverbios 31:30).

PON TU CONFIANZA en la aceptación de Dios, no en la aprobación de otros.

DECIDE dedicar más tiempo a adornar tu corazón con la belleza que no se echa a perder: la de un espíritu afable y apacible (1 Pedro 3:4). ¡Esta belleza es de inestimable valor para Dios!

DETALLES IMPORTANTES: Madre de Isaac y del pueblo especial de Dios

SIGNIFICADO DE SU NOMBRE: “Princesa”. Dios le cambió el nombre de Sarai a Sara (Génesis 17:15)

TEXTO PRINCIPAL: Génesis 11:27–21:12; 23:2

 

* Extraído de la Biblia de una joven conforme al corazón de Dios.