Por: Gary Chapman

Todas las investigaciones demuestran que si los padres se involucran de manera positiva en la vida de sus adolescentes ejercerán sobre ellos una mayor influencia que sus amigos y compañeros. Con mi apretada agenda en los primeros años de adolescencia de mis hijos, yo solía responder de manera apresurada y sin pensar mucho. Si ellos cuestionaban algo que a mi modo de ver todos hemos creído en algún momento, mi respuesta era algo así como: “Tú ya sabes lo que se debe hacer”. En lugar de ser una respuesta positiva, limitaba sus mentes inquisitivas. Acto seguido, ellos se alejaban y yo perdía la oportunidad de ayudarles a desarrollar el pensamiento racional y lógico. Involúcrate, pero hazlo de manera positiva. 

Participar activamente en la vida de tu adolescente empieza con escuchar las preguntas que te formula. Todos los padres vivimos ocupados, pero pocas cosas son más importantes que las preguntas de nuestro adolescente. Si estás ocupado en algo que no admite interrupción, puedes decirle: “Esa es una pregunta excelente. Por favor, pregúntame de nuevo en diez minutos cuando termine lo que estoy haciendo, porque quiero dedicar toda mi atención a tu inquietud”. Los adolescentes aceptarán esa ligera demora porque entienden que te interesa su pregunta.

No des por hecho que la primera pregunta de tu adolescente es la verdadera pregunta que te quieren hacer. Si te dicen: “¿Por qué no puedo ir a la fiesta?”, es probable que quieran decir: “¿Realmente lo has pensado bien o simplemente estás tomando una decisión arbitraria?”. Ellos quieren conocer las razones que te llevaron a esa conclusión. Aunque quizá no les satisfagan tus razones, ellos quieren asegurarse de que se trata de una decisión sensata. Y que conste, la respuesta “Porque yo lo digo” no es una respuesta sensata. 

No esperes que tu adolescente esté de acuerdo siempre con las razones que tú le ofreces. Recuerda que ellos miran el mundo desde su perspectiva limitada. Tú eres el adulto responsable. Tú tienes la posición de autoridad sobre el adolescente. Tú eres mayor y se supone que eres más sabio que tu adolescente. No permitas que el comportamiento de tu adolescente te lleve a tomar una decisión que puedas lamentar más adelante. Si “cedes” a la solicitud de tu adolescente porque quieres evitar un comportamiento histérico, sentarás un precedente. El adolescente va a concluir que, si es lo bastante fastidioso, logrará lo que quiere. Ese no es un patrón de comportamiento provechoso en la vida adulta. 

Escuchar de forma eficaz significa ofrecer a tu adolescente toda tu atención cuando te hace preguntas. Apaga la televisión. Deja a un lado tu trabajo. Suelta el teléfono. Mira a tu adolescente a los ojos y comunícale sin palabras que es la persona más importante en tu vida en ese momento. Cuando tu adolescente termina de expresar la pregunta, debes afirmarla verbalmente: “Es una buena pregunta. ¿Qué te llevó a pensar en eso?”. Con ello afirmas su libertad de hacer preguntas y, a la vez, solicitas más información acerca del motivo de la pregunta. Eso es importante para saber cómo responder.

Extraído del libro Lo que me hubiera gustado saber... ¡antes de la adolescencia de mis hijos!